viernes, 19 de febrero de 2010

Cambio climático atenta contra centro arqueológico de Chan Chan

Por Juan Carlos Lázaro



Lima, feb (Xinhua) -- El cambio climático y el fenómeno de El Niño mantienen en peligro al centro arqueológico de Chan Chan, en la costa norte del Perú, el más grande centro ceremonial y ritual del mundo antiguo y sede del primer imperio de América antes de la llegada de los españoles.

Cristóbal Campana, director de la unidad ejecutora de ese complejo arqueológico, confirmó a Xinhua su alerta lanzada hace un año y dijo que los dos fenómenos pueden afectar a Chan Chan, una inmensa ciudad construida totalmente de barro frente al océano Pacífico.

Declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1986, ese mismo año se le inscribió en la lista de "patrimonio en peligro", de la cual no ha conseguido salir hasta la fecha, pese a los esfuerzos del Estado peruano que ha invertido grandes sumas de dinero en su conservación.

Chan Chan, que significa "Sol esplendoroso" o "Sol refulgurante", llegó a ser sede del reino Chimú, el cual floreció en la costa norte del actual territorio del Perú desde el año 1000 hasta 1470 y tuvo como principales divinidades al Mar y la Luna.

Se supone que su nombre -Chan Chan- tiene que ver con la intensa exposición solar que soportaba la ciudad. Su ubicación cercana a las playas demuestra la importancia que tuvo la pesca y el mar para sus habitantes.

También se calcula que su construcción -iniciada por culturas anteriores a la Chimú- duró más de seis siglos y en ella se emplearon materiales propios de la región.

Se ha investigado que los muros de adobe de las ciudadelas o palacios fueron levantados sobre cimientos de piedra unidos con barro, cuya característica principal muestra que eran anchos en la base y angostos en la cima.

Para los pisos, rellenos de paredes, rampas y plataformas se emplearon adobes rotos, junto con tierra, piedras y otros desechos. La madera se usó para hacer postes, columnas y dinteles. También se usó la caña, el carrizo y la estera. Los techos fueron confeccionados entretejiendo atados de paja.

Los historiadores consideran a Chan Chan la ciudad de barro más grande de América, pero a decir de Campana también es el centro ceremonial y ritual probablemente más grande del mundo.

Actualmente el sitio arqueológico cubre un área de aproximadamente 20 kilómetros cuadrados. La zona central está formada por un conjunto de 10 recintos amurallados (llamados "ciudadelas") y otras pirámides solitarias.

En la parte central, que cubre un área de aproximadamente seis kilómetros cuadrados, sobresalen su plaza ceremonial, sus corredores adornados con alto relieves de peces y aves, el salón de audiencias y el recinto funerario.

En cierta época, Chan Chan llegó a ser rival del Cusco, la capital del Imperio de los Incas. Nuevas evidencias sugieren -señala Campana- que su gran extensión obedecía básicamente a funciones ceremoniales y rituales para mostrar y mantener el poder de sus gobernantes.

La mayor parte de las ceremonias en Chan Chan se realizaban para recordar el origen marino de sus fundadores y mantener su poder dinástico, a la vez que sus recintos servían de sepultura de sus grandes señores, a manera de quien siembra la semilla.

Es posible que allí estén sepultados los gobernantes que organizaron el primer imperio prehispánico (Chimú), señaló el arqueólogo. Otros estudiosos estiman que Chan Chan tuvo 10 soberanos.

El primero fue Tacaynamo y el último Minchancaman, quien fue derrotado en 1470 por el inca Túpac Yupanqui.

Una rebelión de los chimús contra el imperio incaico en 1500 dio lugar a la dura represión del inca Huaynacápac, quien ordenó saquear e incendiar Chan Chan.

Cuando llegó el conquistador español Francisco Pizarro en 1532, los corredores y palacios de la ciudad sólo eran un pálido reflejo de su viejo esplendor y estaba habitada por pocas personas de escasa importancia política y económica.

La destrucción de Chan Chan continuó durante la época del virreinato del Perú (1532-1821), pues existía la creencia que entre sus muros y pirámides se escondía un gran tesoro en piezas de oro y plata, por lo que fue objeto de constantes saqueos y excavaciones.

Sus actuales enemigos son el cambio climático y el fenómeno de El Niño, una corriente de aguas calientes que recorre el mar peruano de norte a sur.

El cambio climático por un lado y por otro las filtraciones del mar y el descuido en que se le tuvo por mucho tiempo, ya ha ocasionado la pérdida de 10 por ciento del complejo arqueológico.

Precisamente el pasado jueves 11, una intensa lluvia ocasionó graves rajaduras en sus pisos e inundó sus pasadizos, lo cual obligó a suspender durante 24 horas las visitas de turistas, cuyo interés en Chan Chan se ha acrecentado en los últimos años.

La unidad ejecutora que dirige Campana restaura actualmente lo muros perimetrales de los llamados palacios o ciudadelas con el fin de devolverles su impresionante altura y espesor.

"Se han recuperado los bellos frisos del palacio de Nik An, hemos educado ya a 22.000 niños como "Ciudadanos de Chan Chan" y, entre otras muchas tareas, trabajamos haciendo coberturas para los muros", dijo el arqueólogo a Xinhua.